martes, 15 de diciembre de 2009

El fin de la anomia

La anomia se presenta en la teoría sociológica moderna como una potente herramienta para el análisis y comprensión de las conductas sociales y la desviación social. Éste útil teórico, junto con la teoría del control social, generaron el leitmotiv de las aportaciones sociológicas sobre la desviación desde los inicios de la sociología. La posmodernidad ha desplazado la relevancia de estos conceptos en los modelos de análisis sociales y ha situado al adoctrinamiento de los medios de comunicación como eje central de las clasificaciones de la desviación.

El motivo de la necesidad de cambio en las herramientas para la explicación de la desviación se debe a la incapacidad heurística de los modelos modernos para explicar las sociedades contemporáneas. La ausencia de normas sociales no es una explicación suficiente en sociedades dominadas por los esquemas hipertextuales, dado que en estos nuevos esquemas desposeídos de metarrelatos, es más la diversidad de normas que la ausencia de ellas, la que se perfila como explicación en potencia de la desviación. La gran diversidad de roles presentes en estas sociedades posmodernas hace más plausible la probabilidad de éxito en la ejecución de gran numero de ellos, y junto con la ausencia de necesidad de coherencia intraroles, proporciona la posibilidad de dar sentido a las expectativas sociales y personales, desplazando así a la anomia como modelo explicativo de la desviación social. Al no estar las sociedades posmodernas marcadas por un modelo antagónico; tal como desviación – normalidad, típico de las sociedades dominadas por una visión en metarrelato de la realidad, es más relevante la lucha de poder entre diferentes normativas sociales, todas vigentes, la que rige la definición de desviación social.

La incapacidad de la anomia como modelo explicativo está acompañada por el cambio de jerarquías en los modelos de desviación social. Más allá de los medios formales e informales que describía la sociología moderna, el control social está dominado por la implantación por parte de los medios de comunicación de un inconsciente colectivo dirigido, en contraposición del concepto Durkheimiano[1] de consciencia colectiva. Este inconsciente colectivo diverge del planteado por Jung[2] en tanto a su carácter universal y en su relación “natural” con los símbolos, pues nos referimos aquí a un inconsciente colectivo dirigido y dominado por los medios de comunicación, los cuales transvolaran los símbolos creando una imaginería propia de las sociedades posmodernas occidentales, dependientes de la mecánica de adoctrinamiento sobre el consumo, la ideología débil y el reino de lo efímero. De este modo la desviación social, siguiendo un modelo posmoderno, se configura por medio de las particularidades y no por los grandes principios, llegando a generar modelos de desviación incoherentes y arbitrarios, lo que en un sistema marcado por el pensamiento en hipertexto no supone necesariamente una problemática en el constante corto plazo.

[1]http://es.wikipedia.org/wiki/Consciencia_colectiva
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/C._G._Jung#El_an.C3.A1lisis_del_inconsciente

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