domingo, 15 de noviembre de 2009

Tribus urbanas, moda e ideología

Al hablar de tribus urbanas evocamos la imagen de personas que en mayor o menor medida se caracterizan por el uso de indumentarias extravagantes, llamativas o simplemente fuera de lo que se puede considerar normal. La duda surge al preguntarnos si tras lo estético existe un contenido ideológico. Tras estas consideraciones revisaremos las aportaciones sobre la moda de Lipovetsky, el cual sugiere que la propia moda “contrariamente a los estereotipos que se le suponen, es lo que más ha contribuido a arrancar a los hombres en su conjuntos del oscurantismo y el fanatismo, a construir un espacio público abierto, a modelar una humanidad mas legalista, más madura, más escéptica” , por lo que de algún modo, desde el punto de vista de este autor, la moda constituye un fenómeno ideológico en sí.

Según los datos obtenidos en las primeras observaciones de las tribus urbanas, tales como los “emos”, los “ravers” y los “floggers”, podemos afirmar en un sentido “no Lipovetskyano” que estas tribus urbanas carecen de ideología propiamente asociada a su condición de tribu urbana. Ambos manifiestan abiertamente como característica propia de estos nuevos movimientos urbanos que carecen de ideología. Así lo podemos observar en el análisis realizado a los “floggers” con anterioridad. El caso de los “emos” y los “ravers” es ligeramente diferente. Por una parte, el colectivo “ravers” afirma encontrarse en una posición contraria al sistema económico imperante, siendo el consumo de drogas ilegales y la utilización de espacios no destinados para esos fines (fiestas ilegales) su manifestación principal. Por otra parte, los “emos” expresan un claro rechazo a la sociedad, reflejado en una auto-victimización y auto-mutilación. En ambos casos, estas representaciones ideológicas, se caracterizan por la falta de potencia transformadora en sus acciones, organización y objetivos comunes, diferenciándose así de los Nuevos Movimientos Sociales.

Respecto al concepto de moda, podemos definir la moda desde una perspectiva clásica o estereotipada, asociada a la seducción como un fenómeno que “aniquila la cultura, conduce al embrutecimiento generalizado, al hundimiento del ciudadano libre y responsable; el lamento sobre la moda es el hecho intelectual mas compartido”. [1]

Desde una perspectiva Estructuralista neo-marxista, la moda supone, según P. Bourdieu, la imposición de la clase dominante al resto de clases sociales del gusto por ciertos tipos de actividades (como el vestir, prácticas sociales como asistir a la opera, al teatro, vestidos de una forma u otra….) resultado de la acumulación del capital total, siendo este la suma de los cuatro tipos de capitales que el autor menciona (capital social, económico, simbólico y cultural) siendo el resultado una violencia simbólica que naturaliza estas prácticas y se asumen como propias, teniendo como resultado en las prácticas de la clase dominante una transformación de la “alta cultura” en “cultura popular”.

Ahora bien, Lipovetsky difiriendo de estas dos definiciones de moda, plantea la novedosa y polémica definición de la moda como un elemento positivo que reorganiza las sociedades haciéndolas más libres y maduras.
Para Bourdieu, la moda es un elemento de reproducción cultural e ideológica, en cuanto que, la distinción y el gusto por ciertos tipos de actividades, se transmiten en la estructura social a través del capital total propio de la clase dominante.

Después de revisar las aportaciones de ambos autores a la cuestión analizada, volveremos al interrogante planteado anteriormente: ¿qué hay detrás de la estética manifiesta por las tribus urbanas? ¿enmascaran esta estética una ideología inmersa en el carácter innovador y trasgresor de las prácticas sociales diferenciadas de las típicamente apeladas como “normales? ¿constituyen un intento continuo de desviación de la norma por inconformidad al sistema vigente? Por tanto, ¿estamos ante una ideología negada o desconocida por los propios agentes? Todos estos interrogantes son contrastados por la teoría, en cuanto que, si nos acogemos a la perspectiva teórica ofrecida por Lipovetsky, estamos ante tribus urbanas que lejos de permanecer como agentes pasivos de la “normalidad”, la norma y la homegeneidad, persiguen un afán por la libertad, la “diferencia” y la ideología entendida como “moda como fenómeno ideológico en sí”.

[1] G. Lipovestsky. “El imperio de lo efímero: la moda y su destino en las sociedades modernas”.

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